Subestimé y Así Me Fue

22 Febrero, 2020

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En junio de 1991 tenía 18 años y me había quedado sin trabajo. La empresa donde estaba me dejó sin efecto porque habían ingresado las Mac que automatizaban mi laburo de matrizador en pre prensa, las viejas películas que luego se trasladaban a la plancha que se ponían en las máquinas offset.

Como todo pibe canchero pensaba que una computadora no me podía suplantar, subestimé y así me fue, me quedé en la calle. Siempre fui de trabajar y me encargaba de estar ocupado todo el tiempo. Hacía horas extras, no me importaba. De hecho las pedía, hasta ofrecí no tomarme vacaciones, por lo que esos 20 días sin trabajo me costaron mucho. Sentía que la gente me miraba como si hubiera cometido un error. Salía a buscar en las agencias y miraba los cartelitos, repositor, repartidor de volantes, lo que venga, hasta que conseguí en una imprenta.

A lo que viene mi anécdota es a invitarnos a pensar el valor que le ponemos al trabajo, la honra que nos produce, la tranquilidad que nos genera, la importancia de sentirnos útiles. Que nos necesiten, que nos enseñen y que encima nos paguen. A veces siento que esta generación es algo diferente a la mía en ese sentido, que se toma las cosas un poco más a la ligera. Veo que tienen una mina de oro delante y en vez de usar un pico están usando una cucharita de helado. Hay que dejar todo, esa es la diferencia que tenemos que marcar. Nosotros como emprendedores debemos demostrarles a los jóvenes que si nos acompañan vamos a devolverle la confianza en sus proyectos, pero es importante no subestimar las cosas como hice yo hace treinta años.

JBLB.