El Chaleco de Fuerza

20 Febrero, 2020

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Quería contarles una pequeña anécdota que me pasó en República Dominicana. Llego al hotel, muerto de calor y cansado, entonces me voy directo a ducharme. Me quedo unos 20 minutos debajo del agua, bien relajado. Cierro la canilla y tengo dos toallones para secarme, más una bata de salida de baño. Primero dudé en ponérmela, pero una vez más no pude con mi genio. “Ma´ sí, yo me la pongo”, pensé. Estaba todo mojado y arrancó el desafío de la bata. Cuando logré ponérmela me quedaba a la altura de la panza. Caminaba por la habitación y parecía un pingüino blanco. Cuando por fin me la acomodé me sentí Brad Pitt en tamaño familiar. Ya contento con la primera meta cumplida, ahora el segundo objetivo era sacármela. Y obviamente no podía, porque de lo mojado que estaba yo y de lo chiquita que había quedado la bata, parecía un traje de buzo. Me agarró la desesperación, algo así como si tuviera puesto un chaleco de fuerza. Y pensaba “le doy con la cabeza a la puerta, a ver si así me escuchan y me ayudan”. Pero ¿qué iba a decir?, ¿que me quedé atrapado en una bata de baño? Y aparte me iban a ver desnudo. Estuve 10 minutos con las manitos para atrás, como si intentara volar, cual ave pesada. Luego, respiré y empecé a usar la pared, como rascándome. Subía y bajaba. Ahí logré salir de las garras de la bata loca. Ya pasado el percance, me morí de risa. Moraleja: nunca subestimar a nadie. La estrategia que aplico a mis empresas no la pude llevar a una simple bata de baño, que tan simple y cotidiana, me recordó que jamás hay que bajar la guardia. Sobre todo en el mundo de los negocios.

JBLB. 🦁