El Año de la Liebre

19 Marzo, 2021

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Año 1986, el año de la liebre. Lo recuerdo muy bien porque fui a ver la Final del Mundial ´86 a la casa de mi abuela, que vivía en un departamento que alquilada con mi abuelo y mi tío Luis en la calle Sánchez de Bustamante, en el barrio de Palermo. Ellos tenían TV color así que aproveché. De esa época recuerdo ese día, con mis 13 años, corneta celeste y blanca, caminado por avenida Corrientes de la mano de mi viejo y tío, cantando y festejando. Y también estar en mi barrio, tratando de cazar una liebre con un palo.

Sí, así como lo lees, yo vivía en Villa Tesei, calle Lorenzini esquina Aristizabal, y el frente de la casa tenía un tejido de alambre cubierto con una ligustrina bastante tupida. La vereda tenía baldozones de cemento cuadrado grandes que caminabas saltando de uno en uno porque si llovía te llenabas de barro. También teníamos tres arboles grandes en la vereda. Cruzabas la calle de tierra y te encontrabas con el famoso campo del Inta. Teníamos la canchita de fútbol y el resto era una selva en miniatura. En esa época miraba la serie Maestro Ninja y me creía que era el mejor en las artes marciales. Recuerdo que tenía armada una madera blanca con el mango negro. Le puse una cámara de bicicleta rota y le daba la forma de la gran espada. Tantos recuerdos, como cuando salíamos con los pibes a cazar liebres con los palos. Era cosa de niños, nada de maldad, sabíamos que nunca lo íbamos a lograr, pero era la aventura de ese momento.

Corríamos el campo de punta a punta hasta que uno gritaba: “Allá está”, pero nunca llegábamos. Otro de nuevo: “Va para tu lado”, y nada. Hoy haciendo memoria y volviendo a mi infancia, me doy cuenta que siempre busqué lo imposible para hacerlo posible, no me importaba si se reían o me decían que estaba loco. “No lo vas a lograr”, “es imposible”, escuché muchas veces, pero eso no estaba en mi mente, quería probar, me quería sacar la duda. Quién hubiera dicho que ese niño que nunca alcanzaba las liebres iba a estar años después en un avión rumbo a cumplir sueños en otros continentes. No creas que algo es imposible, no creas que no se puede. Intentalo aunque sea difícil, corré y tratá de alcanzar esa liebre, con un palo, con una idea, con una hoja y un lápiz. Escribile y avísale que la vas a alcanzar, que aunque yo de chico nunca pude me dejó la enseñanza de intentar lo que nadie se animaba.

Hoy de grande me encontró un león a mi, el más poderoso de todos. Él solo se me acercó, me miró y se quedó a mi lado. De la liebre al león, por intentar lo imposible. Siempre. JBLB. 🦁