Zapatillas

3 Agosto, 2019

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Muchos me preguntan por qué uso una zapatilla de cada color. La razón es bastante simple. Hace un tiempo me compré dos pares, unas blancas y otras negras. Al llegar a mi casa, cuando abrí la caja de las blancas, se cayó una. Cuando fui a abrir la otra caja, pasó lo mismo: se cayó una zapatilla y quedó un par en el piso de distinto color. Al mirarlas, pensé ¿por qué no?

Cuando tenía apenas once años, la edad que tengo en esta foto, trabajaba con un tío que tenía una verdulería. Agarraba mi bicicleta y le llevaba los pedidos. Al final del día, me pagaba con mercadería. Siempre volvía a mi casa con zapallitos, calabazas, zanahorias y cuanta verdura de estación tuviera. Incluso recuerdo siempre la vez que volviendo de noche se me cayó la bolsa de papas sobre el asfalto, quedando todas desparramadas y con los autos tocando bocina sin parar.

Afortunadamente después de dos meses de trabajo llegó mi primer sueldo. Era poca plata, pero me alcanzó para comprarme un par de zapatillas. Elegí el color turquesa, en épocas donde sólo se usaban los colores tradicionales. Al llegar al colegio al día siguiente mis zapatillas llamaron la atención de todos. Mis compañeros, se reían, hacían chistes, siempre con buena onda. Cuando vi ese par de zapatillas en el piso, una de color blanco y la otra de color negro, recordé instantáneamente aquellas color turquesa que sobresalían del resto, y pensé que si aquella vez había buscado algo diferente, con apenas once años, ahora de adulto podía repetirlo.

De eso se trata, de hacer lo que uno sienta independientemente de lo extraño que pueda resultar para los demás. En mis empresas trato de plasmar eso mismo, teniendo un trato cercano y cotidiano con mis empleados, como así también darle una atención personalizada a cada cliente. Por ejemplo, ayer en Grupo Uno LED festejamos, cómo hacemos siempre, el cumpleaños de quienes trabajamos en la empresa. En este caso fue el turno de Daiana, y como es habitual estuvo Ivan tocando la melódica o la guitarra al ritmo del feliz cumpleaños. Tortas y café, algún mate siempre de mano en mano. Subimos un vídeo a las redes de ese lindo momento y varias personas recalcaron que era extraño ver esa situación en una empresa. Todos unidos como una familia, les parecía diferente. Incluso algunos hasta escribieron que sería lindo trabajar en un ambiente así. Y me llenó de orgullo, me hizo sentir diferente. Porque lo de las zapatillas es un juego, pero esto de tratar de hacer las cosas de otra manera en el lugar de trabajo, eso sí que marca la diferencia.