Destino

3 Abril, 2020

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En estos tiempos difíciles siempre hay una linda historia para contar. Hace pocos días recibí un mensaje de José María, mi proveedor en China, agradeciéndome por haberle salvado la vida. Me sorprendí tanto como ustedes mientras leen esto. Resulta que para el Año Nuevo chino le había realizado un pedido grande de mercadería. José me respondió que tenía pensado viajar a España, de donde es oriundo, para pasar los feriados con su familia, como así también la gente que trabaja con él. Me dolió decirle que si bien lo entendía, necesitaba la mercadería sí o sí, no sólo para cumplir con mis clientes sino también para seguir dándole trabajo a mucha gente. Ante mí pedido, José convenció a su cuadrilla de casi 50 personas para quedarse trabajando.

Recuerdo las palabras de José María en aquel momento: “Javier, yo lo voy a hacer por vos”. Poco tiempo después, el Coronavirus se propagó por Wuhan, la ciudad de la que era oriundo el equipo de trabajo, y a la cual hubieran viajado de no haberle insistido para quedarse trabajando. Ellos quedaron en cuarentena y hoy están sanos y salvos.

Les comparto el mensaje de José María: “Mi querido Javier. Fijate las vueltas que da la vida, a mediados de enero era el Año Nuevo Chino. Siguiendo tus indicaciones dejamos una cuadrilla de trabajadores, que como sabes son todos oriundos de Wuhan, provenientes de familias humildes. Todos los años, para esa fecha, regresan por 30 días para la celebración, y sus hogares quedan muy cerca del mercado de mariscos, que fue tan fuertemente azotado por el virus. Lo que eran quejas y regaños de esos humildes trabajadores, hoy son alabanzas y agradecimientos hacia vos y tu equipo, pues se puede decir que les has salvado la vida, ya que ciertamente de haber regresado hubieran quedado en el epicentro de la catástrofe. Por lo que te están, y nosotros también, profundamente agradecidos. Nunca sabremos ciertamente el motivo, pero Dios nos tiene preparados algo bueno por cada acción. Ahora no sólo han salvado sus vidas y visto triplicados sus ingresos por trabajar en un día festivo, sino que además están perfectamente bien en el recinto cerrado de nuestra fábrica, a la que representas mundialmente, y trabajando, mientras dos terceras partes del país no están autorizados a hacerlo. Muchísimas gracias, de corazón, mi querido Javier, por traernos tan buena suerte”.

No puedo dejar de pensar en el destino, y en que a veces, el sacrificio y la buena voluntad para cumplir con un pedido que significaba trabajo para mucha gente, son recompensados con algo mucho más grande, como es la salud.

JBLB. 🦁