Del Barrio a la Embajada

17 Marzo, 2021

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Un día más de trabajo y proyectos en República Dominicana, donde me acabo de reunir con con el embajador de Guatemala. En estos quince días conocí muchas personas importantes a quienes les gusta mi historia y dicen que mis proyectos son motivadores, pero yo sigo siendo Javier, el Colo. Del barrio a juntarme con un embajador, pero siempre soy el mismo. Bermudas y zapatillas, una negra y otra blanca. Ese es mi sello junto con mis cadenas y anillos. Así soy, me despierto a la madrugada pensando en todas las cosas que tengo que hacer y no me puedo volver a dormir. Ayer Jessica, la mamá de mis nenas, me pasó un video de las chica jugando al hockey y yo no estaba ahí. Se me cayeron las lagrimas porque las extraño mucho.

Pero papá tiene una meta y es hacer historia, demostrarle al mundo que se puede ser un empresario diferente, sin soberbia ni egoísmo. No hace falta mirar por arriba a las personas para sentirse poderoso, sino todo lo contrario. Lo importante es dar trabajo, compartir. No sé si muchos seguirán mi camino, pero al menos intento dejar mi marca. Cualquier persona puede llegar lejos si se lo propone, pero siempre siendo humilde, educado, responsable y original. Es clave mantener los valores y jugársela, siempre. Seguro que uno se va a perder momentos importantes de la vida como me está pasando a mi ahora, pero si eso ayuda para que a otros les vaya mejor, lo voy a seguir haciendo.

Pasé de vender verduras en un carro a caballo a tomar café con un embajador pensando en embellecer un país con pantallas de LED, así que no me vengan con imposibles. Los imposibles no existen en mi vida, lo grito a los cuatro vientos. Sé que tengo una forma diferente de hacer negocios, pero así soy yo, hablando con pasión. Mí escuela fue el barro, la vereda, la calle. Me llevaba materias a marzo, pero seguía intentando y estudiando para dar el examen. Terminé el colegio a los 27 años. Nada fue fácil. Hasta que un día sonó el teléfono y mi respuesta fue “Sí, vendo pantallas de LED”. Había estudiado mucho para mi prueba final, me preparé a fuerza de golpes durante muchos años y recién a los 40 rendí bien mi materia y me recibí de “Ingeniería de jamás digas no puedo”.

Motivarse a uno mismo es algo mágico, alentase es de locos, pero con resultados inesperados. Mirá más allá, no te cierres, mirá tu interior, respirá profundo y abrí la mente. Sonreí. No te detenga en discusiones tontas que no conducen a nada y restan tiempo. La paciencia es una virtud que tenés que dominar. Saber esperar y entender que vas a lograr tu objetivos. Estudiá y preparate para ese examen final.

JBLB.