Cheques del Olvido

31 Mayo, 2021

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En el año 2008 la imprenta había arrancado bien, con trabajo, con ganas, como siempre positivos. Hasta obtuvimos una chequera en el banco, lo que nos hacía sentir parte del sistema financiero de Argentina. Entonces empezamos a dar cheques a proveedores y a comprar mercadería. Papel, tinta, chapas, lo que hiciera falta. Seguíamos haciendo folletos para supermercados, muchos de los cuales quedaban a largas distancias, hasta que comenzó un conflicto en el campo. Cortes de ruta y demás problemas políticos. Había un bloqueo por todos lados, y muchas veces no podíamos entregar la mercadería, entonces tampoco podíamos cobrarla ni levantar los cheques que habíamos dado.

Empezaron a venir todos de vuelta, los reclamos eran muchos. Yo tenía miedo de atender el teléfono incluso. Sonaba y lo apagaba porque no tenía respuesta. Fueron muchos cheques, casi 100 rechazados en otra época mala de la imprenta. Luego vino la famosa llamada loca de la primera pantalla LED que vendimos que ya conté en otra oportunidad, y empezamos a ganar dinero. Lo primero que hicimos con Jessica fue pagar todos esos cheques, porque lo que nos pasó no fue a propósito. Recién luego de 4 años pudimos saldar todas nuestras deudas, pero para nosotros era importante. Quizá muchos quieran dicho “nos fue mal en el negocio, estamos en otro rubro, ya fue”. Pero la base de mi empresa está en el corazón, en la pasión y en la honestidad, y luego el destino nos devolvió algo más grande. Y nosotros, orgullosos, levantamos todos los cheques para demostrar que se puede hacer lo que corresponde.

Cuando miro para atrás y veo todo el camino que recorrimos para llegar a los que somos hoy digo “wow, sí que las pasamos duras”. Perder constantemente, fracasar otras tantas. No querer atender el teléfono por vergüenza, mirarme al espejo y preguntarme muchas veces “¿cuándo me va a llegar? ¿Cuándo será ese día que pueda realizar mis sueños, mis ideas, mis ilusiones?”. Me lo viví preguntando mientras le daba la vuelta. De tener un pequeño taller de imprenta y alquilar donde podía, a hoy estar en un hotel 5 estrellas haciendo reuniones por todo el mundo. De no haber tomado un avión hasta los cuarenta años, a tener empresas en muchos países y muchísimas familias trabajando y felices. Cuando miro para atrás veo a un hombre que buscó todo y de todas maneras. Que hizo el bien siempre y puso la cara, y que cuando tuvo cumplió con lo que debía. De contar las monedas que tenía ahorradas con Jessica para comprar dos pasajes en micro e ir a Córdoba a ver un posible cliente que jamás fue, a hoy tener una flota de vehículos propios para nuestros trabajadores.

¿Por qué contás esto, Javi? Me preguntaron el otro día. Para motivar, para que no pierdas las esperanzas en vos, que creas y confíes en vos. Que te mires al espejo y te hagas esa misma pregunta: ¿cuándo me toca? El espejo te va a decir, vos seguí intentando que el éxito va a llegar. Tomá el camino más difícil para que te cueste el doble el sacrificio. Así entenderás que lo que estás haciendo es armar tu camino al éxito. Si fuera fácil no se llamaría éxito. Si querés emprender no existe el miedo, el descanso, la depresión ni la duda, solo existe e compromiso, la pasión y el amor. ¡Crea, creé y crecé!

JBLB.